17/08/2020 10:16
Residencias de mayores: la arquitectura también importa
Fotografía: EL PAÍS
Berta Brusilovsky Filer. Arquitecta y urbanista, experta en accesibilidad universal y cognitiva. Master en Accesibilidad Universal y Diseño para Todos
“En las residencias se ha promovido un estilo de inmueble hotelero, con largos pasillos que distribuyen las estancias”, detalla la proyectista. “Se trata de un sistema laberíntico, donde los mayores se desorientan con facilidad. Además, resulta difícil de aislar, porque los espacios comunes son únicos y compartidos por todos los residentes”
Halló en la neurología de la conducta una nueva puerta de entrada a la arquitectura. Y estudió la anatomía cerebral y sus anomalías. Esta insospechada ruta le permitía mejorar el espacio construido, cuenta, adaptando los patrones de diseño a las funciones sensoriales, cognitivas y motoras de cada cual: “Las residencias de mayores podrían inspirarse en las terminales satélite de los aeropuertos, edificios sectorizados que cuentan con zonas independientes. Si clausuras un área, las demás mantienen su actividad con normalidad”, declara.
“Muchas personas mayores tienen problemas de desenvolvimiento espacial o de memoria. Imagínatelos, durante la pandemia, aislados en sus habitaciones. Sin entender del todo la situación, confusos y aturdidos. Esa ha sido la experiencia de estos meses”, agrega Brusilovsky. La arquitecta ha ideado un conjunto de apoyos —recursos de formas, colores o iluminación— que facilitan a los individuos con demencia o párkinson circular por un edificio. El método se contrastó con los afectados y desde 2016 se ha aplicado a ocho centros de día para mayores, dependientes del Ayuntamiento de Madrid. El objetivo fue “mejorar la experiencia sensorial, la comprensión del espacio y provocar acciones motoras que influyen en su actividad neurológica, aportando calidad de vida”.
Un ejemplo: “La memoria de los gestos y las expresiones se encuentra almacenada en la zona parietal izquierda del cerebro”, explica Brusilovsky. “Resultan muy habituales las lesiones de ese lóbulo durante la tercera edad, por lo que nunca colocamos pictogramas en las paredes de la institución. Es preferible utilizar figuras a gran tamaño hechas en vinilo que, mediante la imitación, induzcan a caminar en una determinada dirección”.
“Nos encontramos en un momento de cambio que debería aprovecharse para repensar los espacios de mayores”, precisa Brusilovsky. La atención de los trabajadores de las residencias ha sido incombustible. Han llevado a cabo su labor bajo condiciones de guerra. Ahora la sociedad debe dotarles de mejores instrumentos para afrontar lo que esté por venir”, zanja.
Fuente: EL PAÍS
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